CAFAYATE DIARIO – REDACCIÓN. – El rumor ya no es sólo un murmullo: es una advertencia. Como el río que crece en silencio y de pronto desborda con furia, la sociedad cafayateña comienza a dar señales claras de hartazgo. El hartazgo de una política cerrada, decadente y corrupta. El hartazgo de ver cómo se burlan de la democracia, de la decencia y del esfuerzo cotidiano de los ciudadanos.
Dicen que los ríos tienen memoria, y Cafayate también. El pueblo recuerda. Recuerda las promesas rotas, la impunidad que se disfrazó de gestión, y la desvergüenza de quienes confundieron el Estado con un botín familiar. Hoy, ese pueblo comienza a recuperar su cauce. El rumor social crece, como crece la necesidad de volver a vivir con dignidad y sin el cinismo de los que siempre se acomodan.
El mensaje es claro: Cafayate quiere cambio. Y ese cambio tiene nombre y apellido: Gabriel Meisner, como senador, y Daniel Chaile Pereyra, como diputado. Representan algo distinto, fresco y necesario. Una dirigencia que no se financia con el bolsillo del contribuyente, sino con el compromiso personal.
Por primera vez, es una campaña que no se hace “Con la tuya”. Es una campaña hecha con recursos propios, con convicción, no con clientelismo. Una patriada, una “Guerra de Recursos” como aquella de la Guerra Gaucha que lideró Güemes con coraje y creatividad. Aquí no hubo cheques ni favores: hubo valores.
A una semana de las elecciones, se define más que un resultado electoral: se define si Cafayate quiere seguir tolerando el abuso de poder, la improvisación institucional y el armado vergonzoso de listas como la que impulsa Rita Guevara, que pretende colar a su marido como concejal con un ardid que insulta la voluntad popular. O si quiere una nueva representación, con un gladiador de la palabra como Meisner en el Senado, y con Chaile en diputados y un equipo que entiende que servir a la gente es un honor, no un negocio.
Como decía Perón: «Cuando los pueblos agotan su paciencia, suelen hacer tronar el escarmiento.»
Y en Cafayate, ese escarmiento está a punto de sonar con fuerza. –